El gran potencial de El Mirador – parte 1

Han pasado 81 años desde que los arqueólogos estadounidenses Karl Ruppert y John Deninson Jr. reportaron por primera vez la existencia de El Mirador, sitio arqueológico del Preclásico tardío que data del año 600 a. C., en el norte de Petén.

No obstante su riqueza, el sitio es aún poco visitado, por su difícil acceso. Cifras del Instituto de Antropología e Historia (Idaeh) reportan el ingreso de mil 417 personas en el 2012 —cifras del 2013 aún no están disponibles—.

La pregunta es ¿cómo explotar de una manera sostenible los sitios arqueológicos del país? Algo a lo cual los arqueólogos Richard Hansen, director del Proyecto Cuenca Mirador, y Tomás Barrientos, director del Departamento de Arqueología de la Universidad del Valle de Guatemala, propondrán opciones durante el I Congreso de Turismo Nacional Arqueológico, que se celebrará el 7 de febrero, en Antigua Guatemala.

Visión sostenible

El sueño de Hansen es que El Mirador sea un gancho turístico, generador de beneficios para toda la región. “Es la cuna de la civilización maya, y eso atrae”, afirma.

Actualmente hay dos formas de llegar: por medio de helicóptero o en un viaje terrestre de 64 kilómetros por la selva petenera, a pie o a lomo de mula, que supone dos días de ida y dos de regreso. Se parte desde Carmelita, comunidad a tres horas en carretera vecinal desde la cabecera, Flores.

La opción planteada por Hansen es la construcción de un pequeño tren a base de propano, con capacidad de transportar a unos cien turistas, que tardaría unas seis horas de Carmelita a El Mirador.

La idea no es nueva. En julio del 2008, el Gobierno presentó el proyecto Cuatro Balam, con la idea de unir varios sitios arqueológicos en Petén, incluidos Tikal y El Mirador, mediante un tren eléctrico.

Hay inversionistas extranjeros y nacionales interesados en poner en marcha el tren”, dice Hansen.

El proyecto costaría unos US$8 millones, pero sus beneficios alcanzarían a la población, además no sería invasivo con la Biosfera Maya, ya que el tren tendría solo un metro de ancho y 15 de largo, con un diseño panorámico. “Se harían paradas en hospedajes y lugares de comida, lo cual alimentaría la industria turística”, añade.

Claudia Rosales, directora ejecutiva de la organización Pacunam, que lleva a cabo una investigación en el área, ve otras formas de facilitar el acceso.

“Desconozco el proyecto del tren, aunque lo he escuchado, ya que es un tema que viene desde hace algunos años”, asegura.

“Creemos que una buena manera de agilizar el acceso a El Mirador es por medio del senderismo, la colocación de puentes y campamentos con infraestructura turística mínima”, expone.